El Neuro y el Sudo

No se refieren estas palabras a un arte marcial, ni a un nuevo videojuego, ni a nuevos personajes de una serie de TV: son los nombres que algunos economistas alemanes dan a las teóricas nuevas monedas que regirían en Europa: un euro de primera categoría para los países del Norte, con mayor rigor fiscal, y una moneda para los países del sur, más indisciplinados.

Y es que tras la debacle de las finanzas griegas, se ciernen negros nubarrones sobre Portugal, con una economía pequeña y parecida a la griega. Lo que estamos viendo es un ataque a la credibilidad del euro como moneda viable, que se ha iniciado con la imposibilidad de mantenerse a la economía griega por sí misma, buscando una financiación exterior que no existe y sostenida por unos préstamos de países de la zona euro, pendientes de materializarse. De España e Italia se dice que somos “too big to fail”, demasiado grandes para quebrar, porque somos “too big to bail out”, demasiado grandes para poder ser sostenidos con ayudas.

La economía española presenta unas cifras macroeconómicas no muy distintas, incluso mejores, a las del resto de Europa en cuanto a deuda sobre PIB e inflación pero muestra su baja competitividad que tiene su consecuencia en la alta cifra de paro que padecemos, fruto de una industria “en tierra de nadie”: ni de bajos costes ni de alto valor añadido, bien en calidad de producto, bien en diseño. Además nos encontramos con la falta de verdaderos hombres de Estado que gocen de credibilidad en los mercados para hacer creíbles los mensajes que lanzan a los mismos, credibilidad que no tienen tampoco en su propio país.

Decía Ortega que “España era un problema cuya solución se encuentra en Europa”. Aunque también “Europa ha ido constituyéndose como un repertorio de ideas, maneras y entusiasmos. La paradoja reside en que, a cada afirmación de un principio unitario, ha seguido el desarrollo diferencial de cada uno de los países europeos. La idea cristiana engendra las iglesias nacionales; la restauración de las letras del s.XV, las literaturas nacionales; el racionalismo ilustrado y cosmopolita, la protesta romántica y la exaltación nacional”, como indica Javier Varela en su análisis del pensador español. Tal vez sea una quimera la unidad de Europa, pues siempre hay elementos que la hacen imposible cuando más cerca parece.

Con lo que es necesario más que nunca el trabajo de todos para poder ser más competitivos, y encontrar la solución en los mercados europeos, al menos para nuestros problemas económicos.

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