Mirar hacia adelante

Ante la incertidumbre en que nos encontramos, buscamos asideros, respuestas claras sobre donde nos encontramos y hacia donde nos dirigimos. Un efecto de la crisis en la que nos encontramos inmersos es que están aumentando la visitas a los museos, en la búsqueda de respuestas por parte de las personas. Una pregunta común que recibimos es: ¿Cuándo acabará la crisis?

Y no hay respuesta satisfactoria a la pregunta. Lo que sí hay es una realidad: debemos adaptarnos para mejorar nuestras compañías y ser competitivos. Es necesaria más que nunca el establecimiento de una estrategia a largo plazo que marque cual es nuestro rumbo y que nos obligue a pensar en qué queremos ofrecer al mercado, a nuestros accionistas, a nuestros empleados.

Para muchas empresas es difícil plantearse un horizonte lejano cuando está en un proceso de supervivencia, luchando por renovar sus posiciones crediticias con bancos y gestionando el día a día de la caja pero es necesario levantar la vista para otear hacia donde debo dirigir mi negocio si no, una vez haya salido de la selva, me encontraré con un desierto que me haga inviable el avanzar.

Por ello, debemos trabajar con qué hago (mi misión), a donde me dirijo (mi visión) y sobre qué valores cimiento mi empresa. Escuchamos y criticamos en numerosas ocasiones que a nivel político, y por tanto de administración de la res pública, hay cortoplacismo, falta de criterio, falta de valores, improvisación; ¿nos ocurre lo mismo en nuestro negocio?. Si es así, este 2011 es momento de ponerse manos a la obra para diseñar cuál es el futuro que quiero, con qué equipos y recursos puedo contar, y sobre todo llevarlo a la práctica y medirlo, adaptándome a las condiciones del entorno pero siempre teniendo presente a donde quiero ir. Lo urgente es crítico pero que no nos impida o nos sirva de excusa para no tener futuro.

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