Tomar decisiones difíciles

Nuestra economía da portadas negativas en los principales periódicos internacionales, hay quien ve confabulaciones contra nuestro país, por otro lado road show de los políticos para vender nuestras bondades a los inversores internacionales. Realmente estamos en un momento económico y social muy difícil que necesita de decisiones firmes.

Y hay que tomarlas cuanto antes. La semana pasada la principal discusión que teníamos era la necesidad de alargar la vida laboral hasta los 67 años ante la incapacidad de las cuentas públicas de aguantar un Estado de Bienestar con muchos más gastos que ingresos. Realmente, no hay más remedio que arbitrar soluciones que alivien los gastos pues es insostenible la situación de las Administraciones Públicas.

 

Empezando por la Justicia, uno de los pilares para el adecuado funcionamiento de un Estado moderno. Para que haya progreso económico es necesario que haya claridad en las relaciones económicas de los agentes, y para ello es necesaria una administración de Justicia ciega, igual para todos y rápida. Sin confianza en el sistema judicial es imposible que haya crecimiento y, sin crecimiento, no hay producción ni empleo ni, por tanto, recursos para mantener los cimientos del Estado de Bienestar.

Siguiendo por el sistema de Educación, que debe ser de calidad para todos, con una enseñanza pública de alto nivel que permita el desarrollo de todos, de manera que tendremos realmente una meritocracia donde los más válidos, con independencia de sus posibilidades económicas, puedan acceder a una enseñanza de calidad y progresar durante su vida estudiantil y, posteriormente, laboral. Para ello es necesario que la figura del profesor sea respetada y dotada de autoridad frente al alumnado. Sin una fuerza laboral bien instruida, es imposible que mejore nuestra competitividad económica.

Eliminando la burocracia redundante que nos obliga al mantenimiento vía impuestos de las ineficiencias administrativas que lastran nuestro desarrollo. Tenemos cinco capas administrativas que rodean nuestra existencia: burocracia europea, burocracia estatal, burocracia autonómica, burocracia de la diputación y burocracia municipal. Hay que aligerar peso que nos libere de cargas impositivas para dejar más dinero en el bolsillo de las personas y las empresas.

Subiendo el nivel de una clase política que gobierne pensando que sirve al bien público, que debe tomar decisiones que favorezca nuestro desarrollo y que sirva de modelo de actuación, por su rectitud, humildad, honradez y vocación de servicio al resto de los ciudadanos. Desde luego en los políticos que votamos está el mejorar su actitud, mejorar nuestra Justicia, Educación y la gestión de nuestros impuestos. Y si no nos gustan, votar a otros, porque, por supuesto, nada de grupos de tecnócratas que vengan a dirigirnos y que no hemos elegido nosotros.

En fin, desarrollando a cabo políticas justas con sus integrantes, de formación y de eficiencia como llevan, o deberían llevar, las empresas competitivas.

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